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En este lugar es imposible separar el presente del pasado. La sensación se vuelve evidente, aquí no solo se venden quesos y salamines, sino también historia.
Rodrigo y Victoria, los hijos de la dueña Teresa, se encargan de asesorar haciéndole probar a cada cliente las delicias que elaboran los cuatro tambos que trabajan para ellos. Les enseñan incluso las diferencias entre los quesos y su clasificación.
Comer o comprar en este lugar es transportarse en el tiempo. Algunos nostálgicos se sorprenden con objetos y reliquias que cuelgan de las paredes, como viejas latas de galletitas o botellas de aperitivos olvidados en el tiempo.
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Una foto que se encuentra a la entrada junto a la caja registradora muestra cómo era el lugar hace muchos años y al verla, los visitantes toman conciencia de que apurarse allí dentro es algo sin sentido.
La historia comienza en el año 1850 con Ramón Santamarina, joven español que se dedica a transportar mercaderías desde el puerto de Buenos aires hasta el fuerte independencia (lo que hoy llamamos Tandil). Estas carretas traen alimentos y productos manufacturados, al igual que personas, y a su regreso hacia Buenos Aires vuelven con plumas y cueros de vaca para ser exportados a Europa. Luego de años de trabajo logra ser dueño de su primera carreta, pero los viajes no eran una empresa fácil. No había caminos sino sólo las huellas de otras carretas y a esto se sumaba el constante acecho de indios y las crecientes del río Salado que obligaban a cruzarlo por sus desbordes, lo que terminaba con la vida de muchos arrieros. Así, durante esos viajes, nuestro amigo se dio cuenta de que era necesaria la creación de postas, para poder descansar.
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La Posta del Centro es una de ellas y fue levantada en el año 1860. El lugar albergaba en ese entonces a caballos y arrieros que además de descansar conversaban y jugaban cartas en la sala mayor donde funcionaba el despacho de bebidas. Para el año 1920, la familia Diez adquiere la esquina y el lugar se convierte en un almacén de ramos generales, funcionando con el nombre de Almacén del Centro hasta que cierra sus puertas en el año 1970.
De 1970 a 1990 el lugar permanece cerrado y sólo dos ancianas comparten la esquina hasta que mueren. La Municipalidad de Tandil declara el rancho Monumento Histórico, ya que es la única casa de la ciudad que no tiene ochava. En 1990, Teresa Inza decide buscar un lugar para comercializar sus productos. Luego de reciclarla durante casi un año, nace Época de Quesos, lo que sería la concreción de un viejo sueño personal.
En el lugar no solo se puede probar y comprar alguna de las recetas que Teresa prepara sino que ademas se puede almorzar o cenar. Y no solo picadas sino que en invierno tienen fondeau y sopas.
Es un lugar maravilloso para instalarse en algunas de sus sillas y dejar pasar el tiempo presente, para que el otro tiempo: el del pasado, te inunde y te lleve mas allá.
El domingo me vendieron un queso ahumado SIN SABOR A AHUMADO QUE PARECE PLASTICO cuando el sabado habia comprado uno riquisimo, y se los dije por un mensaje y su respuesta es que tienen 4 proveedores diferentes del mismo queso… POR LO TANTO NI SE MOLESTAN EN CUIDAR LA CALIDAD SIENDO LOS QUESOS CAROS
Época de quesos un un lugar muy lindo para visitar y probar los productos regionales de Tandil, gracias por el post!!!
Gracias por comentar !
LO VISITARE CUANDO VUELVA A TANDIL !!!!