Día 3
Nos levantamos tarde y desayunamos muy tranquilos en el hotel, que como también les relate en un post anterior esta pensado y diseñado para disfrutar. Pasado el mediodía decidimos ir a conocer el hito de las tres fronteras. Desde el hotel podríamos haber ido caminando ya que son solo 12 cuadras y el paseo es muy bonito, ya que se pasa por la plaza principal de Puerto Iguazu y la iglesia catedral Virgen del Carmen, y el recorrido es por la costanera recientemente remodelada. Pero el calor era insoportable, así que tomamos un taxi ($20)
El hito tres fronteras es un monumento que marca la confluencias de los ríos Iguazú y Paraná. En el lugar funciona una Feria de Artesanos, donde se pueden comprar artesanías típicas (y también algunas chucherías chinas traídas de Ciudad del Este seguramente)
Son pocos los lugares en el mundo desde donde se puede apreciar la unión de tres países. Desde el mirador del Hito de las Tres Fronteras se puede ver la costa paraguaya y brasileña. También se logra observar el puente Tancredo Neves, que conecta las ciudad argentina de Puerto Iguazú y su vecina brasileña de Foz do Iguazú.
Día 4
Domingo de Pascua. Amanecimos temprano y nos fuimos nuevamente en tour a visitar las Cataratas del lado Brasilero. El viaje fue larguísimo ya que la cola para traspasar la frontera era interminable. Los argentinos nativos y residentes sólo hacen salida de Argentina en la aduana; Resto del Mundo, deben además hacer la entrada a Brasil. Requisitos para traspasar la frontera si sos ciudadano del Mercosur:
- DNI o pasaporte vigente.
- Si viajas con niños: libreta de matrimonio en caso de que exista o en su defecto partida de nacimiento (yo lleve ambas cosas) y los DNI de los menores.
Una vez que llegamos al Parque Nacional Foz do Iguazu comenzamos una cola interminable pero que se movía bastante rápido Un punto a destacar es que a diferencia de lo pasa en el lado argentino, acá se puede pagar casi con cualquier cosa: tarjeta de crédito débito reales, pesos argentinos o dolares. Y SE PUEDEN COMPRAR ON LINE (cosa que la agencia de viajes nunca nos dijo. Grrrr….!!). La entrada al Parque Parque Nacional do Iguaçu tiene categorías por nacionalidad, al igual que el lado argentino. Una vez traspasado el ingreso, se llega a una especia de hall central donde tenes que volver a tomar el micro que te llevo hasta alli ya que es el que te traslada hasta las cataratas propiamente dichas (aca no hay trencito como en el lado argentino).
Al bajar del micro, casi te topas con el Hotel 5 estrellas que esta dentro del parque Y de frente la vista mas conocida de las cataratas (la que aparece en todos los folletos de turismo).
Alli comienzan las pasarelas que son bastante angostas y con pocos «miradores» lo que provoca que pararse a sacar fotos sea muy fastidioso para el que viene caminando detrás tuyo y también para vos que sacas fotos llenas de gente que se te cruza.
Las vistas son muy lindas sobre todo para amantes de la fotografía pero no se sienten ni se viven las cataratas como en la caminata por el lado argentino.Todo el recorrido esta poco señalizado por lo que cuesta identificar cada salto, saber sus nombre, su altura y demas datos «técnicos» Creo que es un punto a mejorar
El punto culminante es la pasarela que se adentra en al catarata para llegar a ver la Garganta do diablo que tiene un mirador al final (imposible sacar foto sin gente)
Al final del recorrido hay un mirador y un ascensor para tomar las mejores vistas aéreas. En nuestro caso tuvimos que subir por la escalera porque la cola para el ascensor tenia una demora de una hora. Allí también hay un kiosko de bebidas y bocados; y los sanitarios.
La visita total desde la salida del hotel hasta el regreso fue de 5 horas (incluida la demora en la frontera) por lo que en épocas de menos publico pueden prever el paseo para medio día En general los tours ofrecen hacer una visita al «Parque das Aves» que esta justo enfrente del Parque Nacional do Iguacu pero nosotros no lo visitamos.
Conclusión: Es imposible no ir a ver las cataratas del lado Brasilero pero a mi me parecieron mas lejanas. No tiene que ver con el nacionalismo sino con la distancia en que se encuentran y la forma de «sentirlas» es un poco menos comprometida.