El turismo religioso es una manera de clasificar el turismo focalizando en la motivación del viajero. A diferencia de todos los demás segmentos del mercado turístico, el turismo religioso tiene como motivación fundamental la fe. El turismo religioso mueve a unos 300 millones de viajeros en el mundo, quienes con la intensión de visitar los lugares emblemáticos de las distintas religiones, planean travesías turísticas vinculadas a sus motivaciones de fe. En este post expongo mis ideas acerca de como puede potenciarse una región desde el punto de vista turístico, haciendo foco en algún aspecto religioso que complemente el resto de la oferta turística o incluso a veces, siendo el único atractivo del lugar.
POTENCIALIDAD
El tipo de viajes de este sector suele corresponder a estancias cortas. Solamente de tres o cuatro días, generalmente coincidentes con fines de semana o puentes. Hay varias posturas respecto a que se incluye dentro de este tipo de turismo, pero en general puede considerarse que abarcar tanto la visita a santuarios o lugares sagrados como a las peregrinaciones. Además, también pueden entrar en este concepto visitas a tumbas de santos, asistencia y participación en celebraciones religiosas. Un poco más discutidas son las canonizaciones, visitas a líderes religiosos, congresos eucarísticos, años santos, etc.
Sin embargo, si vamos a lo concreto, el turismo religioso es la mejor manera de conocer el origen de las culturas y la historia de los países. Un paseo por la religión ayudará a comprender la historia, las tradiciones de las sociedades que se visita y el mundo tal y como es hoy.
FORMAS QUE ADOPTA EL TURISMO RELIGIOSO
La peregrinación es sin duda la forma más usual del turismo religioso y espiritual. Algunas religiones integran la peregrinación en su práctica, como la budista, la cristiana católica y ortodoxa, la hinduista, la musulmana y la sintoísta. En otras, no existe, pero sus adeptos se desplazan no obstante para visitar los lugares emblemáticos de la historia de sus basamentos espirituales. Hoy en día, la peregrinación evoluciona. Por una parte, se masifica de manera extraordinaria (algunas peregrinaciones baten cada año récords de afluencia). Pero por otra parte, incluye elementos de distracción y educación que responden a las expectativas de la población del siglo XXI y en particular de los jóvenes.
Las fiestas religiosas están presentes en todas las creencias y en todas las tradiciones. Los encuentros religiosos pueden atraer a cientos de miles, e incluso a millones de participantes, turistas, residentes y peregrinos. Son diferentes de las peregrinaciones y se organizan en función de un acontecimiento, la llegada de una alta personalidad religiosa, un aniversario o un jubileo. A veces, constituyen la ocasión de encuentros ecuménicos. Tienen de todas formas, casi siempre, un carácter festivo además de religioso, sobre todo cuando se trata de encuentros de jóvenes. Su organización suele ser compleja. Existen riesgos de accidentes, de incidentes, de atentados terroristas, de epidemias, etc.
Los caminos de peregrinación y los itinerarios religiosos se han convertido en productos turísticos a los que las autoridades dedican toda su atención (o deberían dedicárselo). Permiten una ordenación del territorio e inciden significativamente en el conjunto de las comunidades por las que cruzan. La peregrinación a pie, en bicicleta, a caballo o por cualquier otro medio de transporte no motorizado por estos caminos (ya sea que responda a motivos religiosos, culturales o artísticos) es mucho más que un simple paseo.
También tiene una logistica distinta: Se prepara con anterioridad y su duración supera con creces la del tiempo de la marcha. Exige una preparación física y espiritual que forma parte ya de la peregrinación. El más famoso de estos caminos es el Camino de Santiago. Que tomo como icono, ya que permitió poner en relieve el tema de los caminos de peregrinación en Europa. El tema tomó tal escala, que actualmente se diseñan «los caminos de peregrinación» con tres objetivos: identificarlos, señalizarlos con un sistema común y coordinarlos con un programa de animación cultural en cooperación con instancias gubernamentales, regionales, locales o no gubernamentales.
EN EL MUNDO
En la actualidad las ciudades santas que históricamente han sido objeto de peregrinaje como Jerusalén, La Meca o Roma siguen siendo importantes puntos de referencia del sector. El sector del turismo religioso está implantado con fuerza en Europa donde se calcula que más de quince millones de personas realizan algún tipo de turismo religioso y Latinoamérica, por lo que varias agencias turística se han especializado en este sector.
Hace un año atrás, ser realizo en Fatima, Portugal el Congreso Internacional sobre Turismo Religioso y Peregrinación organizado conjuntamente por la Organización Mundial del Turismo (OMT), el Ministerio de Economía de Portugal y el Municipio de Ourém. El Congreso reflexionó sobre el potencial y el papel del turismo religioso y los lugares sagrados como una herramienta para el desarrollo socio-económico y cultural de los destinos.
EN ARGENTINA
Nuestro país está lleno de expresiones religiosas. No importa en qué dirección viajemos: siempre nos vamos a cruzar con imponentes catedrales, iglesias, templos que guardan reliquias y leyendas o historias reales de fuerte carácter místico y religioso. El turismo religioso se internacionaliza, pasando de un turismo en gran parte nacional a un turismo en el que convergen diferentes nacionalidades e incluso en algunos destinos diferentes espiritualidades y religiones.
Algunas provincias Argentinas como Salta o Corrientes tienen muy desarrollada la promoción turística de sus destinos de base espiritual o religioso. La virgen del Milagro o de Itati (por mencionar un ejemplo de cada una) son festividades muy anunciadas. Y que evidencian una logística turística muy dedicada de las secretarias de turismo de cada provincia. Incluso también sus ritos ancestrales o paganos como la veneración a la Pacha Mama o el Gauchito Gil, tienen alcance de «fiesta provincial». O por ejemplo en el caso de San Juan con la difunta correa o en el cerro Uritorco en Cordoba, sus entes de promoción turística realizan campañas de promoción en fechas de celebraciones o promueven destinos «energéticos» para vivencias espirituales y de meditación.
Casos emblemáticos
En el caso de la provincia de Buenos Aires, se presenta el icono de desarrollo turístico religioso con el caso de la ciudad de San Nicolás, que paso de ser un polo industrial sin atractivo turístico a ser la meca de peregrinos católicos cada 25 de Septiembre.
La principal fuente turística de Luján, Buenos Aires es el centro religioso católico y de peregrinaciones al santuario de la enorme y neogótica Basílica de Nuestra Señora de Luján. Es una de la ciudades más antiguas de la provincia y es conocida como la “Capital Nacional de la Fe”, gracias a la imponente basílica, que es visitadas año a año por miles de fieles que llegan en procesión de peticiones y agradecimientos.
TURISMO RELIGIOSO Y SUSTENTABILIDAD
Una de los principales aspectos negativos que surgen ante la aparición estos fenómenos religiosos o espirituales, es la masifican o la invasión de visitantes de forma intempestiva. En la mayoría de los casos ponen de manifiestos las falencias que ya existían en ese destino, como falta de infraestructura en agua potable, insuficiencia de alojamientos o servicios de gastronomía para el visitante. Pero a la vez presenta todas las oportunidades que ese destino podría explotar y traerles réditos económicos.
Por lo que creo que el punto mas difícil de sostener seria: Cómo puede el turismo religioso definirse como «sostenible»? Debe favorecer la aparición de un ciclo virtuoso de desarrollo local desde un punto de vista económico, ambiental, social, cultural y también ético y debe participar en la conservación de los valores naturales y culturales locales. No debe contribuir al cambio climático, es decir, debe utilizar de la mejor forma y con el mayor ahorro posible las energías renovables para evitar contaminar la atmósfera. Casi todas las comunidades religiosas son favorables al turismo, ya que significa ingresos para mantener a sus miembros, informar mejor a sus fieles y al público y mantener y conservar los santuarios y monumentos, así como su entorno natural.
CONCLUSIONES
La clientela del turismo religioso está cambiando. Solía tratarse en un principio de una clientela nacional de personas mayores, grupos de jóvenes y familias con niños. Hoy en día, es cada vez más internacional y las estancias son más cortas. Participan todos los grupos etarios y todas las clases sociales. Y cada vez mas se recurre a agencias especializadas o medios no tradicionales de información y la comunicación. Actualmente hay muchos templos, iglesias, santos, vírgenes y demás cultos que tienen sus propios blogs con información para el peregrino o visitante. Difunden sus agendas y brindan también información para el turista.
La contribución más apreciable del patrimonio religioso al desarrollo local reside en su poder de atracción turística y sus efectos positivos en cuanto a ingresos y empleos. Para evitar cualquier debilitamiento de esta contribución, los responsables de los destinos tendrán que privilegiar a los turistas y controlar los mecanismos de control. Tanto en la formación de precios de los servicios como en el control de los edificios y lograr compromisos de los prestadores de servicios basados en las «buenas practicas». Creo que actualmente existen resistencias y se trata de encontrar, mediante debates y asociaciones, soluciones consensuadas.