Ausente sin aviso. Pongan falta. Desaparecí por una semana.
El trabajo, el de verdad, el de 8 hs a 18 hs., me consumió y no me dejo ni respirar, ni comer, ni pasear (bueno un poquito pude pasear a decir verdad…, y por lo tanto mucho menos pude sentarme a escribir.
Hoy prometo retomar el ritmo. Y les contare algo nuevo acerca de donde estuve atrapada.