El mundo es solo un pais

André Brugiroux no es un señor francés de 74 años como cualquier otro. Es una de las tres personas más viajadas del mundo, su vida ha transcurrido viajando por cada rincón del mundo al punto que puede jactarse de haber visitado todos los países entre 1955 y 2005.
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Fuente: Wikipedia
 ANDRE en Japon en 1970
Su alma de trotamundos se la inculcó su madre, y el hecho de haber crecido escuchando los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial fue lo que lo propulsó a salir a los caminos de pequeño, a los 17 años y con sólo 10 francos en el bolsillo, a buscar una respuesta: ¿es la paz posible en este mundo?

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Fuente: Wikipedia 
 ANDRE en Oslo en 1973


Ese primer viaje duró 18 años y recién regresó a su tierra natal cuando tenía 35 años. Surcó 135 países de todos los continentes en autostop y se acostumbró a dormir a la intemperie y a tener un dólar como presupuesto diario. Eso cubría el alimento y lo necesario para poder filmar con su cámara 8 mm su vuelta al mundo.

De su periplo de 400.000 km nació su primer libro “La tierra es un solo país” y su película. Recorrio Europa trabajando de lava platos, de limpiabotas y de lo que encontrara. Hizo el servicio militar en el Congo. De ahí fue hacia Canadá, en donde trabajó como traductor y, como le pagaban mejor, en tres años ahorró lo suficiente para un viaje que duraría el doble de su estancia en Canadá.

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André ha conocido el mundo cuando el vocablo «turismo» ni siquiera existía en el vocabulario coloquial. 

Cuando él empezó a viajar, el viajero era recibido como una persona de tierras lejanas que merecía ser bienvenido aunque no dejara ningún rédito económico. Su época era en la que las cartas tardaban semanas en llegar de un continente a otro y en que los medios de comunicación aún no eran globales y, mucho menos, instantáneos. 

André aprendió a vivir con hippies en San Francisco, con cazadores de cabezas de Borneo, con monjes budistas en Bangkok y con esquimales en Alaska. Como todo viajero que se precie, ha interiorizado las culturas que visitó, estudiando yoga en un ashram en la India, trabajando en un kibbutz en Israel y muchas cosas más. En todos sus años de viajero, ha sido encarcelado siete veces, lo han deportado, robado y la muerte lo merodeó en varias ocasiones.

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Fuente: Wikipedia 
 ANDRE en Alaska en 1973
Mientras viajaba «a dedo» descubrió y aceptó la idea enunciada en el siglo XIX por un persa llamado Bahá’u’lláh: «la tierra es un solo país y todos los hombres son sus ciudadanos».  Efectuó incesantes idas y venidas fuera de Francia de 6 a 8 meses cada año durante 30 años, mezclando conferencias y turismo con un objetivo doble esta vez: el deseo de descubrir los países y sus pueblos que no había podido conocer antes y la voluntad de compartir el mensaje mundial bahaí.

En 2005, al visitar los osos polares de la bahía de Churchill en Manitoba (Canadá), Brugiroux estimó haber cumplido su sueño. Desde entonces, no ha parado de viajar para ir puliendo sus conocimientos y compartir sus convicciones. En 2007, celebró sus 70 años en la isla de Socotra (Yemen) acompañado por auténticos trotamundos. En 2008, vivió un cuento de la Mil y Una Noche en el último de los reinos prohibidos: Arabia Saudí. En 2009, en Siberia, descendió el río Lena y recorrió la ruta de los huesos de Yakoutz a Magadan con los más grandes viajeros del planeta. Finalmente, en 2011, fue a visitar el último país creado del mundo: Sudán del Sur.

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Si quieren conocer mas de esta maravillosa historia les dejo la pagina web:  http://andre.brugiroux.free.fr/

Después de dedicar su vida a ser ciudadano del mundo, viajero nato, se encarga de llevar el mensaje de que solamente unidos se puede alcanzar la paz. Está convencido de ello. Y yo le creo.


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