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Desde hace un tiempo que no escribo en el blog, no he realizado nuevos viajes y sentía que no tenia lugares nuevos que compartir.
Viajar es tal vez una de las formas más antiguas de conocernos, de comprender quiénes somos, de saborear la historia y las maravillas de la historia humana y a la vez percibir la imponencia de la naturaleza que nos alberga.  Para llegar a las raíces de una identidad, para sorprender nuestros sentidos, para aprender más sobre nosotros mismos es que el ser humano viaja.
Al desplazarnos, podemos tocar el tiempo, podemos sentir la vida palpitando en el entorno de culturas distintas y de paisajes extraños, y es así como posiblemente podamos adquirir una actitud de solidaridad para con nuestro semejante, aunque nos parezca diferente . Pero descubri que también quedándome en casa podía lograrlo si me enfocaba en observar mas profundamente la vida cotidiana que a veces nos avasalla un poco…
No debemos olvidar que todos somos humanos, que todos nos emocionamos, amamos, reímos y lloramos, y que por más extraño que nos resulte un pueblo siempre es posible encontrar puntos de encuentro.
Asi que, pude realizar todo eso pero sin moverme de casa… El problema es que era muy difícil de explicar y compartir con ustedes!
Ahora si estoy lista para hacer las valijas nuevamente y caminar nuevos rumbos

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